Su sonrisa siempre a fl or de piel, un gran carisma y el compromiso por sus semejantes, defi nen la personalidad del exfutbolista y ahora diputado del Partido Nacional por Francisco Morazán, Wilmer Velásquez.
En las elecciones del 2013 alcanzó más de 196 mil marcas, fue el segundo más popular después del exministro de Seguridad, Óscar Álvarez. O sea, que no solo en el fútbol fue reconocido como el “matador”, sino que también marcó el apodo en la política.
Detrás de esta fi gura del fútbol, que todavía es considerado un ídolo del club deportivo Olimpia y a quien los “merengues” aún ovacionan en los estadios, se esconde un hombre sencillo y un testimonio del amor de Dios que transformó su vida.
Es difícil tomar decisiones corriendo… caliente
¿Añora su carrera futbolística?
Después de 20 años en el fútbol esos recuerdos están todos los días y hay veces que los extraño.
¿Qué siente cuando va al estadio, como afi cionado?
El deseo de poder ponerme una camisa de Olimpia, de poner un pie en el engramillado.
¿Le costó asimilar su salida del Olimpia?
El momento del retiro tenía que llegar. Fue difícil porque mis hijos estaban aún creciendo y el más chico no había tenido la oportunidad de verme hacer goles, jugar los mejores partidos.
¿Qué le dijo su familia?
Mi esposa me supo comprender, pero a mis hijos les costó mucho más porque querían verme más tiempo. Yo tenía que tomar decisiones y hoy mis hijos entienden el porqué.
¿Cuánto tiempo estuvo en el Olimpia?
19 años, y tuve la oportunidad de salir tres veces al extranjero, a Chile (1996), Brasil (1999) y México (2001).
¿Cuántos goles metió?
Fueron 196 goles.
¿Y cuántos campeonatos?
Fueron 12 copas con Olimpia, y estoy contento y agradecido con Dios porque el fútbol viene siendo similar a la política si haces bien las cosas; muchos te critican si haces y si no haces, igual.
¿Qué le permitió el fútbol?
Hacer amistades, ganarme el cariño de la gente. El deporte se creó para generar amistad, promover el respeto y hacer un compromiso. Hace cinco años me retiré y gracias a Dios tengo amistades en todos los equipos.
¿Qué signifi ca el Olimpia, ahora que está fuera del equipo?
Olimpia es una pasión que llevo adentro. Le agradezco a Dios por esa oportunidad que me dio de jugar en ese equipo tan grande, sigo creyendo que es el mejor del país.
¿Cuáles son las pasiones de Wilmer?
Aparte del fútbol hay una pasión que no pudimos encontrar en el fútbol, es Jesucristo. Si Dios no edifi ca la casa, en vano trabajan los que la edifi can y siento esa pasión por compartir el amor de Cristo, nuestro salvador. En sus momentos de gloria,
¿lo trastornó la fama?
La fama es un arma de doble fi lo y desde que conocí la palabra de Dios encontré que hay que tener un equilibrio en la vida y evitar que la fama me llevara por otro lado. Cuando yo empiezo a fi gurar y a ganar fama empecé el camino del mal.
¿Anduvo perdido?
Totalmente. Vivíamos en la sede del Olimpia y siempre a las 8:00 de la mañana teníamos entrenamiento. ¿Sabe a qué horas llegaba yo? A las 6:00 de la mañana, de los bares y clubes nocturnos. Me tomaba la ducha y me iba a entrenar. Mi resultado no fue bueno como futbolista y llenaba las páginas de los periódicos como el jugador más indisciplinado del país.
¿Le causó problemas en el club Olimpia?
Sí, lógico, el fútbol es una empresa y hoy puedo entender a don Rafael Ferrari, quien me ha ayudado bastante. El club pagaba a sus jugadores y el que no rendía, tenía que dar un paso al costado.
¿Cómo cambió?
Néstor Peralta me compartió la necesidad de un encuentro personal con Jesucristo, pero siempre tuve una excusa para no ir a la iglesia, hasta que el 12 de abril de 1995, ya nos habíamos salido de la sede (Néstor, Nerlin Membreño y Eduardo Arriola), rentábamos un apartamento con tres cuartos y uno de la sirvienta; el que no estaba casado, que era Arriola, lo metimos al cuarto de la sirvienta, pero sin la sirvienta. Néstor me miraba cómo llegaba de trasnochar, aún casado, él tuvo la paciencia de llamarme la atención, y ese día me convenció de conocer a Cristo. Yo no tuve más excusa y nos fuimos.
Como decimos aquí, Wilmer, era “botadito” usted…
Si ese 12 de abril de 1995 yo no hubiera entregado mi vida a Cristo no sabría decirle, dónde estaría yo ahora mismo. Sé que tengo muchos defectos que cambiar, pero soy un milagro al ver de dónde Dios me sacó.
“Sé que tengo muchos defectos… pero soy un milagro de Dios…”
Yo lo doy como testimonio, amanecía en los “night-clubs”, bebía mucho, no puedo negarlo, trasnochaba muchísimo.
Tras rectifi car, ¿cómo halló la oportunidad de seguir?
En 1995 estuve a punto de salir del Olimpia cuando Francisco “Pancho” Sá llega –a él le habían dado buenas referencias de mi persona– y le digo: profe, quiero irme de Olimpia, tengo otras ofertas. Mirá Ché, me dijo con estas palabras, tengo buenas referencias tuyas, primero quiero verte entrenar y si no entras en mis planes, yo seré el primero que te voy a ayudar a irte del equipo.
San Alejo…
Dios nos pone cosas maravillosas: el primer entrenamiento que tuve fue en San Alejo, yo soy de allí, me vio en el primer entrenamiento y me llamó aparte. Tú entras en mis planes, me dijo. Profe, le dije yo, ayúdeme que aquí en Olimpia gano muy poco.
¿Cuánto ganaba?
400 lempiras. Pancho me dijo, yo voy a hablar con don Rafael para que mejore, porque tú entras en mis planes. Gracias a Dios empezó la buena temporada, empecé a hacer goles que no hacía y empecé a tener mejor rendimiento. Desde ese día, mi esposa y yo entregamos nuestra vida a Cristo y yo no volví a ningún bar.
¿Usted es pastor?
Aún no, pero estamos con mi esposa en el camino, los dones de Dios hay que compartirlos con la gente y estamos felices de ser testimonio y compartir el amor de Dios.
¿Por qué le dicen “El Matador”?
Los periodistas deportivos me lo pusieron por la forma que hacia los goles.
¿Con qué se queda de esta etapa de deportista?
Con las amistades, y eso se lo predicamos mucho a las barras por los problemas que usted ya sabe que hay.
¿Qué lo motiva entrar a la política?
Ricardo Álvarez me hizo la propuesta. La política es una ciencia que se hizo para servir y aquí yo puedo tender una mano a quienes lo necesitan. Llegué a la Alcaldía y ahora en el Congreso.
¿Era cachureco?
Siempre. No es fácil emprender esta etapa, pero me siento satisfecho de hacer cosas en política, aunque no es sufi ciente. Estoy contento de servir a los más necesitados.
¿Divulga lo que hace en política?
No, porque no es bueno y aunque me reprendan por no hacerlo, quiero conservar el anonimato de mis ayudas a la gente.
¿Y cómo lo recibe la gente, ahora que llega en calidad de político?
La gente nos tiene cariño y ellos saben que soy un amigo con el cual pueden contar. Me apasiona la juventud, poderlos ayudar y sin mirar ningún color político. Apoyamos a la juventud en el deporte y estamos apostándole a la prevención de la violencia a través del deporte y promover el respeto a la vida.
¿Cuál es su compromiso?
Con Honduras, ayudándole al Presidente Juan Orlando Hernández a sacar adelante nuestro país. Me llevo la satisfacción de ayudar a la gente y cuando no la he podido ayudar, yo la he escuchado.
¿Pero usted anda de ministerio en ministerio buscándole chamba a la gente?
Gestiono todo lo que está a mi alcance para extender esta mano. Soy franco, cuando no puedo, digo que no puedo ayudar. Y ellos no se van molestos. La gente está cansada de las falsas expectativas y hay que ir de frente y hablar con la verdad.
Yendo del movimiento de Ricardo, ¿las heridas de las internas lo alcanzaron a usted?
En ningún momento. Fue duro, pero entendimos que de la única forma de ganar era trabajando en equipo. Saqué más de 196 mil votos, fui el segundo después de Óscar Álvarez.
¿Cómo hizo campaña?
Como venía de regidor estaba cerca de las bases y anduve de barrio en barrio trabajando.
¿Qué comisiones integra?
Deportes y Desarrollo Humano y prevención social. Estoy tratando de hacer lo mejor por nuestra nación.
¿Se llevan bien los diputados deportistas en el Congreso?
Súper bien. La Comisión de Deportes la preside Ana Joselina Fortín, estamos Edgardo Castro, Christian Santamaría, Alberto Chedrani, Jaime Villegas, Jerry Wood y Nelson Abdalá y hacemos lo mejor por el deporte.
¿Algún día lo veremos aspirando a la presidencia?
Soñar es gratis y máxime cuando tenemos el deseo de hacer las cosas bien, seguir los buenos consejos de Dios y es él quien ilumina nuestros caminos, con el compromiso de no defraudarlo a él ni a la gente que confi ó en nosotros.
¿Qué les dice a los críticos que piensan que a ustedes solo los usan los políticos?
Respetamos las críticas, pero no las compartimos. El fútbol se juega con los pies, se piensa con el corazón y con la mente. Es difícil tomar decisiones corriendo, caliente, en el campo; en el aire acondicionado es fácil decidir.
¿Qué haría para cambiar la mala imagen del Congreso y de los diputados?
Promover la tolerancia, el respeto de unos con otros para dejar a un lado el sesgo político.
¿Cómo considera al Presidente de la República, Juan Orlando Hernández?
Un amigo que siempre está pendiente de su equipo. Admiro su valentía y su forma de tomar decisiones, en benefi cio del pueblo y que nadie se atrevía a hacer. Oramos por su protección.
¿Su relación es fl uida con el presidente del Congreso?
No, creo que él es una persona muy ocupada y solo nos hemos cruzado en las reuniones de bancada.
¿Buscará su reelección?
Dios dirá y nuestra gente.
ÉL ES
WILMER RAYNEL NEAL VELÁSQUEZ
Nació el 28 de abril de 1972 en La Lima, Cortés. Su familia es oriunda de San Alejo, Tela, donde se radicaron sus padres Silvia Velásquez de Neal y Ernesto Antonio Neal.
Estudió su primaria en la Escuela Mixta San Alejo y la secundaria, en varios institutos. Es egresado de la carrera de Ingeniería en Negocios, de la Universidad Metropolitana de Honduras (UMH), está casado con Nuria Enamorado, con quien han formado una familia constituida por sus tres vástagos: Nuria Paola, Génesis Jazmín y Wilmer Emanuel. Son servidores del Centro Evangelistico Asambleas de Dios.
