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CRÍTICA A LIBRO “100 AÑOS DE CORRUPCIÓN E IMPUNIDAD EN HONDURAS DESDE UNA PERCEPCIÓN CIUDADANA”

1 JUL, 2017 - 12:49 PM

 

CRÍTICA A LIBRO “100 AÑOS DE CORRUPCIÓN E IMPUNIDAD EN HONDURAS DESDE UNA PERCEPCIÓN CIUDADANA”

 

Valle de Ángeles, Francisco Morazán, 
12 de junio de 2017.

Abogada Gabriela Castellanos, Coordinadora Técnica
Directora Ejecutiva
Consejo Nacional Anticorrupción (CNA).

Me permito reiterarle, como se lo expresé verbalmente varias veces el viernes 9 de junio de 2017, que no encuentro palabras adecuadas para agradecer a usted y demás autoridades del CNA haberme seleccionado para recibir el Premio Nacional Anticorrupción Cinco Estrellas, en su tercera edición.
También le agradezco el obsequio del libro “100 AÑOS DE CORRUPCIÓN E IMPUNIDAD EN HONDURAS DESDE UNA PERCEPCIÓN CIUDADANA”, publicado por el Consejo Nacional Anticorrupción con el sello magistral del caricaturista Allan McDonald y que nos fue entregado ese mismo día a todos los presentes.

En el mismo instante de la presentación de la referida obra me extrañó ver en su portada la caricatura de McDonald de la Estatua Ecuestre de José Francisco Morazán Quesada que se halla en el Parque Central de Tegucigalpa. Recordé que dicha obra fue inaugurada el 30 de noviembre de 1883, con el discurso oficial de Jerónimo Zelaya, Secretario del Congreso Nacional, minutos después de haber inaugurado su gobierno Luis Bográn.
Tan pronto como pude, posteriormente a la cena que me ofreció mi familia, leí el Caso 5 de Corrupción, publicado en el referido libro, según se dice, durante la Administración de Marco Aurelio Soto 1883, intitulado LA ESTATUA. Recordé también que este gobernante fue el que rescató a Morazán del olvido en los 24 años posteriores a su asesinato.

El texto del Caso 5 de “Corrupción”, antes referido, dice textualmente:
“En el año de 1883 se fundó el parque Morazán de Tegucigalpa y en el centro se colocó una estatua en conmemoración del paladín centroamericano Francisco Morazán, el monumento ecuestre de aquel hombre que quiso unificar Centroamérica y murió fusilado. Una estatua que afirman es en realidad la de un mariscal de la época napoleónica.

La Estatua la recogió Eduardo Galeano en su libro “Las Venas Abiertas de América Latina” y Gabriel García Márquez la utilizó en muchos de sus escritos, incluso en su discurso de recepción del premio Nobel de literatura en Suecia 1982. “Hace más de un siglo, Honduras envió una comisión a París para encargar la estatua de Francisco Morazán que preside la plaza central. Sus miembros no tardaron en malversar en placeres y parrandas la plata que llevaban, y al final adquirieron en un mercado de pulgas una estatua desechada del mariscal Michel Ney”.

Percibo que el distinguido caricaturista y la persona que redactó el párrafo anterior no se han enterado ni leído ninguna de las dos versiones de mi libro “AUTENTICIDAD DE LA ESTATUA DE MORAZÁN DEL PARQUE CENTRAL DE TEGUCIGALPA”, publicadas en la Editorial Guardabarranco en diciembre de 2005, en que aparecen los rostros de Ney (abajo a la izquierda) y de Morazán a la derecha.

En tal libro demuestro científicamente y con documentos irrefragables que el rostro de Michel Ney no se parece en nada con el personaje de la estatua ecuestre; y que, por el contrario, si coincide con el de Morazán.

Ignoran también los redactores del artículo que cuestiono que Ney fue fusilado con deshonor por Napoleón Bonaparte en 1815, 6 años antes de la declaración de independencia de Centroamérica, pues esta se produjo el 15 de septiembre de 1821, de manera que ni cronológicamente, ni física ni ideológicamente se parecen ambos personajes.

Los autores del libro “100 AÑOS DE CORRUPCIÓN E IMPUNIDAD DESDE UNA PERCEPCIÓN CIUDADANA”, no se han enterado que antes del escritor uruguayo Eduardo Galeano y del colombiano Gabriel García Márquez, hubo otra persona, el político y escritor canadiense WILIAM KREM, que escribiera que la estatua ecuestre del Parque Central de Tegucigalpa, no era de Morazán sino del Mariscal Michel Ney. Esto lo publicó en 1949.
Si el jinete de la estatua ecuestre fuera el Mariscal francés Michel Ney, ¿pudiera este ostentar fundidos en bronce, en los nueve botones de la parte trasera de su uniforme EL ESCUDO DE LA REPÚBLICA FEDERAL DE CENTROAMÉRICA? ¿Cómo pueden explicar esto los redactores del libro que critico?

¿Y los seguidores de Ney habrían tenido algún interés en colocarle de nuevo fundido en bronce, EL ESCUDO DE LA REPÚBLICA FEDRAL DE CENTROAMÉRICA en ambos laterales del bicornio (el sombrero), así como en los dos botones delanteros de la parte superior del uniforme, y en los dos de la parte inferior? ¿y colocarle el mismo escudo fundido en bronce en ambos laterales de la montura, en las alforjas y en las correas del pecho del caballo?

Quiero resaltar que los principales escritores defensores de la autenticidad de la estatua de Morazán que se yergue en el Parque Central de Tegucigalpa son los connotados hondureños José Reina Valenzuela, Juan Valladares Rodríguez, Vicente Cáceres Lara, Rafael Leiva Vivas, mi paisano amapalino Rafael Jerez Alvarado y Eliseo Pérez Cadalso.

Lamento mucho que los autores del libro 100 AÑOS DE CORRUPCIÓN E IMPUNIDAD EN HONDURAS desde una percepción ciudadana, no hayan leído ni una letra del capítulo séptimo de mi libro en que Presento los co-mentarios en 1882-83 de la prensa italiana y francesa de Morazán, y también la de honduras, refrendados con los documentos de esos medios de información y por tanto irrefutables.

Los autores del libro que critico debieran saber que el diario italiano intitulado “GAZETINE ARTÍSTICO LITERARIO”, en la página 105, se habla de la ejecución de cuatro monumentos y de las cuatro estaciones. Los otros tres, aparte del de Morazán, se elevarán a la memoria del doctor José Cecilio del Valle, del doctor José Trinidad Reyes y el General José Trinidad Cabañas.

Dichos autores tampoco han leído el capítulo octavo de mi libro, en donde presento la contundente verificación de la autenticidad de la estatua de Morazán, exhibiendo uno por uno los manuscritos de todos los Artículos de LA CONTRATA FIRMADA el 29 de julio de 1882 entre Ramón Rosa, en representación del presidente de Honduras, don Marco Aurelio Soto y el señor Francisco Durini, (escultor italiano de (Génova).

En tal Capítulo presento las medidas exactas de cada parte de la estatua realizadas por orden del gerente del Instituto Hondureño de Antropología E HISTORIA el 11 de noviembre de 2005, las cuales coinciden completamente con las establecidas en los artículos 2 Y 3 de la referida Contrata.

En mi libro reproduzco seis fotografías de la Batalla de La Trinidad, mandada a esculpir en cumplimiento del Artículo 6 de la Contrata, la que se efectuó el 11 de noviembre de 1827, doce años después que el mariscal Ney había sido fusilado. Esa misma batalla aparece en los billetes de cinco lempiras que a cada rato usa todo el pueblo hondureño, y puede comprobarse que la choza que ahí aparece no puede ser de Francia y los soldados no son rubios como los franceses, sino indios texiguats y curarenes.

Según el Artículo 28 de la Contrata “Los pagos de los monumentos que hará construir y colocará Durini, los pondrá a bordo, en el puerto de Amapala, a disposición del gobierno”.

Según Rafael Leiva Vivas, tales monumentos llegaron a Amapala el 21 de agosto de 1883, por lo que considero razonable que la inauguración se haya hecho en Tegucigalpa hasta el 30 de noviembre, minutos después de tomar posesión de la Presidencia de la República don Luis Bográn.

Para demostrar la falsedad de lo que se afirma sobre la corrupción en la construcción de la estatua ecuestre de Morazán, es necesario que se lea el Artículo 33 (el último) de la Contrata, que establece que los 27 mil pesos a pagar por los ocho monumentos mandados a construir por el presidente Marco Aurelio Soto, se le hizo a Francisco Durini en siete pagos, así:
1) Al contado en Tegucigalpa 2,000 pesos.
2) El 10 de agosto próximo en Amapala 4,500 pesos.
3) El 15 de septiembre, en ídem 4,500 pesos.
4) El 15 de octubre, en ídem 4,500 pesos.
5) El 15 de noviembre, en ídem 4,500 pesos.
6) El 15 de diciembre, en ídem 4,000 pesos.
7) En todo marzo, en esta capital 2,000 pesos.
8) Total $27,000

¿Cómo podrían malversar en placeres y parrandas los miembros de una Comisión (que no existió), que según los autores del libro que critico, llevaron a cabo en París, Francia, si todos los siete pagos se le hicieron a Francisco Durini, dos en Tegucigalpa y cinco en Amapala.

Distinguida Abogada Castellanos, por favor ponga a leer a sus funcionarios todas las obras que he mencionado y no solamente mi libro, para que se corrija la publicación del Consejo Nacional Anticorrupción tantas veces