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Presidente salvadoreño visita tropas en territorio de Honduras

19 Noviembre 2016

Presidente salvadoreño visita tropas en territorio de Honduras

Por: Juan Carlos Pineda

El presidente salvadoreño Sánchez Hernández visitó a sus tropas en el Teatro de Operaciones Oriental (TOO) el domingo 20 de julio y en el Teatro de Operaciones Norte (TON) el lunes 21 de julio.41 Un informe desclasificado de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos del 22 de julio de 1969 subrayó que los rumores de que el presidente salvadoreño había entrado a territorio hondureño ocupado habían tenido un “fuerte impacto en el público”.42  Los rumores fueron confirmados posteriormente por la prensa nacional hondureña.

 

Después de hacer referencia a las visitas del presidente Sánchez Hernández a territorio hondureño y de denunciar su presencia en “territorios que sabe que no le pertenecen” como “otra ofensa a la soberanía de Honduras”, un editorial de La Prensa reconoció “las condiciones psicológicas” de ese gesto que elevaba el ánimo de los soldados salvadoreños y censuró “a los altos oficiales que ni por broma se acercaron a los frentes de batalla para animar al soldado 

hondureño”43

La visita del presidente Sánchez Hernández a sus topas evidenciaba que Honduras no había obtenido la victoria proclamada por el presidente López Arellano y por los medios de comunicación. Algunas voces se elevaron para pedir al ejército hondureño “reacondicionarse” y “hacer su propio balance para encontrar sus fallas”.44 Otros insistieron en apoyar el fortalecimiento del ejército pero previa depuración y fiscalización, “no con ánimo de saber lo que ha pasado antes de ahora, pero sí con el propósito de  contar en todo momento, con las armas, municiones y hombres que están presupuestados”.45 Prestigiosos comentaristas reconocieron indirectamente que el desempeño de los militares hondureños en la pasada guerra había dejado mucho que desear y propusieron reconstruir al ejército sin excluir la reestructuración de sus “cuadros humanos” cuando “se compruebe que es necesario hacerlo por razones técnicas y de moral militar”.46

Numerosas interrogantes relativas a la falta de preparación del ejército para enfrentar exitosamente a un enemigo externo flotaban en el ambiente. Se comentó, por ejemplo, que pese a que hubo muchas señales a principios de julio de que los salvadoreños preparaban algo grande en el occidente, no se procedió a estructurar la defensa de ese sector en la debida forma.47

La Federación de Estudiantes Universitarios de Honduras (FEUH) denunció que las autoridades gubernamentales habían ocultado al pueblo hondureño que la invasión militar salvadoreña a Nueva Ocotepeque en realidad había comenzado el 13 de julio. Según la FEUH, la agresión militar pudo ser detenida porque la unidad del pueblo y “la asistencia civil superó la deficiencia orgánica del Ejército”. La FEUH sostuvo que la unidad nacional era deseada solamente por el pueblo, que el partido de gobierno había aprovechado la situación para hacer proselitismo político en el interior del país y denunció a los diputados nacionalistas que en la zona sur integraron los comités cívicos con sus correligionarios. La FEUH denunció también que el gobierno no había dado armas para el entrenamiento militar de “batallones organizados por los Civiles, Obreros, Campesinos, Estudiantes Universitarios y de Secundaria, que estaban decididos a ofrendar sus vidas en la defensa de la Patria”. De acuerdo con la FEUH, el gobierno de López Arella
no optó por confiar más en la mediación de la OEA que en “la virilidad y el  patriotismo” de los hondureños. La organización estudiantil llamó la atención sobre “la inoperancia de los militares políticos” que ocupaban puestos dentro de las fuerzas armadas debido a “contubernio” con el Partido Nacional en el poder. Dos jefes de zona militar fueron acusados de corrupción, el coronel Arnaldo Alvarado Dubón, comandante militar de Nueva Ocotepeque, Tercera Zona Militar.48   Según la FEUH, esos jefes militares tenían las planillas adulteradas y se dedicaban a enriquecerse cual sátrapas, explotando al pueblo e incluso depositando el producto de su miserable actitud en bancos salvadoreños”. La FEUH dio a conocer que mientras unidades militares como el Primer Batallón de Infantería, el Batallón Guardia de Honor Presidencial, el agrupamiento Táctico Especial y la Fuerza Aérea si estaban preparados con soldados entrenados y armamento:

41 Salazar Rodezno, Derecho de Legítima Defensa, 78.

42 “Informes de la CIA sobre una guerra con Honduras (en 1969)”, Central Inteligencia Bulletin.

43 “La OEA debe actuar enérgicamente. La Prensa, 4 de agosto de 1969, 7.

44 Leiva Vivas, “Estamos solos”, La Prensa, 6 de agosto de 1969, 7. Destacados analistas de la  historia moderna de Honduras han hecho referencia al desempeño del ejército hondureño en la guerra de 1969. Darío Euraque calificó de exitoso al ataque terrestre salvadoreño y afirmó que este puso en evidencia tanto la falta de preparación de los militares hondureños para enfrentar a un ejército invasor como la corrupción existente al interior de la institución armada. Euraque, El capitalismo de San Pedro Sula, 284. Matías Funes escribió que durante la guerra de 1969, la superioridad del ejército salvadoreño sobre el  hondureño fue evidente debido a que era más numeroso, estaba mejor equipado y contaba con una organización interna más adecuada. Según Funes, el ejército hondureño, “que había sido bueno para reprimir a humildes campesinos y disolver manifestaciones”, no demostró la misma efectividad a la hora de enfrentar en el campo de batalla a su contraparte salvadoreña. Funes H., Los Deliberantes, 259-260.

45  Lardizábal Galindo, “Disección de las noticias, Post Guerra II”, La Prensa, 9 de agosto de 1969, 7.

46 Leiva Vivas, “Líneas de la Libertad”, La Prensa, 12 de agosto de 1969, 7.

47 Gutiérrez Minera, “Impresiones de la Guerra V”, La Prensa, 15 de agosto de 1969, 2.

48 A propósito de las acusaciones de corrupción contra el coronel Alvarado Dubón, un periodista que visitó Nueva Ocotepeque el día del ataque salvadoreño y que observó los preparativos de la oficialidad hondureña en el cuartel de esa ciudad escribió posteriormente a su favor, destacando que “en lo que a personal de tropa se refiere, aún cuando se quiere demostrar lo contrario, la Tercera Zona tenía de alta a los soldados consignados en el presupuesto para esa región. Y, algo más, también se habían reclutado más soldados porque,  para ser sinceros, el Jefe de la misma y los oficiales a su mando, estaban plenamente convencidos de que la agresión salvadoreña vendría de un momento a otro. Fue por eso que en varias ocasiones se solicitaron armas, municiones y tropas para reforzar al heroico Batallón Lempira. Las armas, municiones y esfuerzos, llegaron demasiado tarde, cuando el conflicto prácticamente se había desencadenado”. Más adelante, el periodista subrayó que “sería injusto, acusar que las planillas de solda
dos estaban alteradas. Nos parece que son apreciaciones de personas que nunca salieron de las ciudades importantes y que no vacilan en criticar a control remoto, sentados cómodamente en un sillón tras un escritorio”. Gutiérrez Minera, “Impresiones de la Guerra XI”, La Prensa, 23 de agosto de 1969, 2. Informaciones sobre la renuncia del coronel Alvarado Dubón, “por razones de salud”, a la jefatura de la Tercera Zona Militar y al comando del Batallón Lempira, con sede en Santa Rosa de Copán, circularon en el espacio público nacional a finales de agosto, pero fueron prontamente desmentidas por el jefe de las Fuerzas Armadas de Honduras, coronel Andrés Ramírez Ortega. “Coronel Alvarado D. continúa en su puesto”, La Prensa, 25 de agosto de 1969, 3.

49 “Manifiesto Pueblo Hondureño”, La Prensa, 15 de agosto de 1969, 12.

Acompañado de periodistas salvadoreños y corresponsales extranjeros, el presidente Fidel Sánchez Hernández visitó a sus topas en territorio ocupado hondureño durante las cien horas de combate. Tomado de El Diario de Hoy, 21 de julio de 1969.