08 Octubre 2016
Señor Director Jeneral
de las Rentas del Estado
Consecuente con la orden que con fecha 2 de junio me tiene dada para que le informe sobre los edificios públicos de esta Ciudad, boy a exponerle las observaciones que tengo hechas en el particular.
Los edificios públicos que hay en esta ciudad son tres, el Convento de San Francisco, el de la Merced y la Casa de Moneda. El primero está destinado por el Gobierno para varias clases que están fundadas o establecidas con el nombre de Academia Literaria; y aunque el edificio está bastante arruinado, pero su buena construcción y algunos reparos que se le han hecho, lo tienen en estado de utilidad por algunos años.
El de la Merced tiene dos hileras de abitaciones, la del lado del Oriente contiene un salón y una pieza capaz: en el primero está el despacho Municipal por no haber concluidose el Cabildo y en la pieza vive el Alcayde, que es la misma en que se mantenía el Ilustrísimo cuando estuvo segunda vez en esta Ciudad. La
hilera del Poniente que cae al saguan tiene cuatro piezas en donde he visto al Padre Reyes y unos familiares de este. El edificio está bastante reparado, y promete duración.
La Casa de Moneda tiene varios salones y piezas, uno de ellos ocupa el despacho de la Superintenda, otro la maniobra de la acuñación, otro la fragua y varios materiales de carbón, con algunos instrumentos pertenecientes a la maquina, y otro la sala de armas; y junto a esta se halla otra sala no grande donde viven unos oficiales, en otra pieza contigua a esta está el despacho de la Comanda, en otra que está al lado derecho del saguan estaba la jefatura, y ahora desocupada, y en otra pieza que está al lado izquierdo del mismo saguan y contigua al despacho de la Superintendencia, allí está guardado el deposito de platas, dinero acuñado y otros instrumentos y cosas o muebles útiles para el despacho de los mismos empleados del cuño. La Casa es de la mejor construcción de esta Ciudad, y actualmente, tiene hecho por el Superintendente un costoso reparo. Tiene también un solar grande donde se puede edificar, por guardar al lado del vecindario.
Al informe que anteriormente le tengo dado debo añadir, que hay un articulo en la Ley de Policia que perjudica a los estanqueros, y es que el día feriado han de cerrar sus despachos a las doce, cuyo articulo lo observan mientras los contrabandistas que no pagan nada a la Hda. Pública venden todo el día y toda la noche. Se dice que hay mucho contrabando en esta Ciudad, principalmente en el Barrio Abajo; pero no pueden celarlo o sorprenderlo los estanqueros; porque les embarazan las garantías de la Constitución; pues mientras siguen con dificultades la información del caso, el contrabandista substrahe o trapone su aguardte.
También debo manifestarle que la costumbre introducida hace algunos años, de rematar todos los ramos tiene a mi juicio en decadencia no solo al Departamento sino también a todo el Estado por que hay una buena parte de Hondureños que han cifrado su modo de vivir y aun de hacer fortuna en rematar los ramos convirtiendo esta especulación accidental en un nuevo ramo de comercio que se han establecido, en el cual buscan, no un seis o siete por ciento sino un veinte y cinco pa. arriba, que al cabo del año pierde la Hda. Pública un caudal, con cuya perdida se verá cada dia en mas miseria.
Hablo sin experiencia; pero yo opino: que la centralización de todos los ramos contiene la mejora del Departamento y de todo el Estado. Tampoco creo que conviene hacerlo con todos a un mismo tipo. Sino primero uno de los que ya rematados, por ejemplo el Tabaco, y cuando se halla obtenido regularisarlo, seguir con otro; por q. aun mismo tiempo todos entiendo que sería empeorar la Administración Pública, en vez de mejorarla; pues tenemos el ejemplo en Centro America, cuyos debates y trastornos de serca de treinta años han sido orijinados de haberse hecho libres de repente; y quien sabe si esta misma libertad repentina la arrastrará al fin a su esclavitud. Pero ya esto es hablar mucho y salirnos de la cuestión, que por ahora está concluida.
Esta ocasión Sr. Director me ofrece la oportunidad de reproducirme de U. atento servidor.
(f.) José Ma. Villacorta.
