27 Julio 2015
Por estos días, las más importantes agencias informativas del mundo y toda la prensa mundial se han hecho eco de las “explosivas” declaraciones hechas por el sacerdote jesuita Luis Pellecer en la ciudad de Guatemala, quien se presentó ante funcionarios del Gobierno, miembros del Cuerpo Diplomático y periodistas como un militante arrepentido que acababa de desertar de las filas del Ejército Guerrillero de los Pobres, una de las más poderosas organizaciones de la guerrilla guatemalteca. El padre Pellecer explicó, entre otras cosas, yántelas cámaras de televisión de Guatemala, la táctica que sigue la Compañía para adoctrinar a los campesinos de todo Centroamérica en la teoría marxista y provocar los procesos revolucionarios que actualmente se están desarrollando en aquella región.
Ante la gravedad de las declaraciones hechas por el Padre Pellecer, la Compañía de Jesús acababa de hacer pública una nota fechada en San Salvador el 2 de octubre –dos días después de la rueda de prensa dada por el Padre Pellecer-, en la que se explica que todo es una farsa preparada por las propias autoridades guatemaltecas con el único propósito de desacreditar el buen nombre de la Compañía de Jesús. La nota dice textualmente lo que sigue:
1. “La Compañía de Jesús no acepta la validez de esas declaraciones porque, según todos los indicios razonables, no han sido obtenidas libremente, sino bajo gravísima presión. El Padre Pellecer ha estado incomunicado en los Cuerpos de Seguridad durante ciento trece días, sin que nadie pueda garantizar la integridad física y psíquica de su persona durante tan largo confinamiento. A juicio de quienes le conocen bien, el aspecto, modo de comportarse y la forma de hablar no eran los habituales en él. Esto hace pensar en n duro tratamiento al Padre Pellecer, sin que durante su confinamiento o después de él algún médico haya podido dar fe de su estado de salud. Todo ello hace altamente sospechosas sus declaraciones.
2. Es absolutamente inverosímil que el Padre Pellecer haya fingido un autosecuestro para entregarse a la Policía. Existen testigos presenciales de cómo acaeció la captura, en la que fue golpeado salvajemente hasta perder el sentido. Es absurdo pensar que el Padre Pellecer hubiese elegido esta forma de entregarse a la Policía si ese hubiese sido su deseo. Además, numerosas personas, amigos y jesuitas que hablaron con él días y aún horas antes de su captura testifican que nada hacía pensar en tal deseo del Padre Pellecer, sino en seguir con entusiasmo su normal práctica pastoral.
3. Resulta altamente sospechoso que ahora se de a conocer que el Padre Pellecer ha estado ciento trece días en los Cuerpos de Seguridad, pues estos mismos Cuerpos de Seguridad y sus directores lo han negado sistemáticamente a sus familiares, compañeros y superiores religiosos, a las autoridades eclesiásticas de Guatemala y a diversas instituciones internacionales. Más aún, en dos ocasiones, miembros de los Cuerpos de Seguridad se acercaron a los jesuitas preguntando si sabían algo del paradero del Padre Pellecer.
Este modo de proceder, además de lo que representa de violación de los derechos humanos, hace pensar que la larga estancia en los Cuerpos de Seguridad fue necesaria para preparar psicológicamente al Padre Pellecer a hacer tales declaraciones y a organizar el contenido de las mismas. Si hubiese sido su voluntad de hacerlas literalmente, hubiesen bastado unos pocos días y aún simples horas.
No se conoce el trato que se le dio al Padre Pellecer en su largo confinamiento, pero se puede deducir que su incomunicación fue total, sin poder hablar siquiera con sus familiares o con algún abogado.
4. Todo ello induce a pensar que su captura y confinamiento tuvieron como finalidad la fabricación de declaraciones espectaculares, sin que importase la verdad de las mismas con tal de que permitiesen justificar actuaciones pasadas o posteriores contra la Iglesia y la Compañía de Jesús. El contenido de esas declaraciones es objetivamente falso en varios puntos. Es claramente tendencioso al interpretar como “su versión” lo que es fidelidad al Evangelio y a la opción preferencial por los pobres que éste exige. Es también inverosímil, pues contradice abiertamente el pensamiento del Padre Pellecer, mostrado en muchos años de trabajo pastoral y sacerdotal. Y aunque se habla de una supuesta conversión del Padre Pellecer, que le alejaría de su anterior forma de pensar y actuar, el lenguaje y conceptos usados en sus declaraciones son totalmente ajenos a su forma de expresarse. La forma y el contenido de sus declaraciones sólo son explicables por el estado psicológico inducido al Padre Pellecer en su largo confinamiento.
5. La finalidad de fabricar tales declaraciones no puede ser otra que la de justificar una persecución religiosa mundialmente condenada y la de preparar una persecución aún mayor contra la Compañía de Jesús y la Iglesia de Guatemala. Más aún, con el presente pseudotestimonio se intenta atacar las raíces mismas de la fe cristiana, tratando de hacer pasar por subversivo el tipo de fe, de religiosidad, de pastoral y de teología que se desprende del Vaticano II, Medellín, Puebla y la Congregación General XXXII de la Compañía de Jesús.
6. Las autoridades eclesiásticas de Guatemala se han mostrado sumamente preocupadas por este hecho y lo interpretan en el contexto de persecución generalizada y creciente contra la Iglesia. En su último mensaje pastoral del 6 de agosto ya denunciaron la persecución generalizada a la Iglesia de Guatemala y expresaron sus temores de que la persecución aumentase inmisericordemente.
7. La Compañía de Jesús se considera responsable del Padre Pellecer en su actual situación. Aún en el caso hipotético de que desease abandonar la Compañía, ese deseo no rompería sus vínculos jurídicos con la Compañía ni la responsabilidad de ésta hacia el Padre Pellecer. Por ello expresa su gravísima preocupación por la suerte y destino que pueda correr, pues hasta el momento no se sabe de su paradero. Responsabiliza al Gobierno de Guatemala de lo que le pudiera ocurrir, pues en la única ocasión en que se ha visto al Padre Pellecer, éste estaba acompañado por dos agentes de cuerpos de seguridad. Exige al Gobierno de Guatemala que entregue al Padre Pellecer a las autoridades eclesiásticas de Guatemala o a alguna institución internacional, como pudiera ser Cruz Roja Internacional, en presencia de dichas autoridades eclesiásticas.
8. En conclusión, la Compañía de Jesús no acepta la validez de las fabricadas declaraciones del Padre Pellecer y protesta por la manipulación en su difusión. Ve en este hecho un acto más de persecución, aunque éste especialmente innoble por la forma como se afrenta la dignidad de una persona y la misión de la Iglesia. Este hecho se añade a los asesinatos, desaparecimientos, torturas, encarcelamientos, expulsiones, difamaciones y atentados dinamiteros contra muchos jusuitas en Centroamérica, causados por su fidelidad a la misión actual de la Compañía: el servicio de la fe y la promoción de la justicia.
En estos momentos sentimos especialmente la impotencia para contrarrestar tanta persecución y tanta mentira. Sabemos que la noticia de las declaraciones del Padre Pellecer puede causar un gran impacto en la opinión pública internacional y ocasionar a la Compañía de Jesús nuevas persecuciones, sobre todo en el área centroamericana. Por ello pedimos fuerzas al Señor para mantenernos fieles en nuestra misión. Esperamos también que el Padre Pellecer pueda salir del país sano y salvo, que se respete la dignidad de sus familiares y que el Señor le conceda fortaleza en tan dura prueba”.
Fuente Panorama Centroamericano Dic. 1981.