11 Julio 2015
Un centenario de nacimiento, 1915-2015
Ismael Zepeda Ordóñez
En la vieja villa de la Concepción de Comayagüela, nació el literato, periodista e historiador José Francisco Martínez Silva. En la escuela “Lempira” de su recordada ciudad cursó sus estudios primarios con la distinción de excelencia académica. En el Instituto Nacional, hoy Instituto Central “Vicente Cáceres”, realizó sus estudios de educación media. Su trayectoria periodística se inicia con la jefatura de redacción del diario “Honduras Nueva”, cuyo director era el poeta y abogado Antonio Ochoa Alcántara. Se desempeñó como director del semanario “Vanguardia nacionalista; y del diario “El Nacional”, órgano de divulgación del Partido Nacional. “El Nacional” ha sido consultado, muy escasamente, por los historiadores nacionales, y en donde Juan Valladares Rodríguez, Rafael Jerez Alvarado, Víctor Cáceres Lara, Fausto Lara y otros publicaron trabajos de investigación muy interesantes. Su vida literaria se proyecta con una novela corta “Viaje a la Mosquitia”, publicada en entregas por el diario “El Cronista”. Participó en un concurso patrocinado por la revista “Bohemia” de La Habana, con la obra “Señales filosóficas de José Martí” en 1941. Ganador de un concurso sobre drama con su trabajo “El doctor Goyena y el Guerrillero” en la ciudad de México. Con el seudónimo “Eugenio Lorent” fue ganador, ramo de novela, en el concurso promovido por el gobierno de
Honduras en 1942, en ocasión del primer centenario de muerte del héroe centroamericano general Francisco Morazán. Con el nombre de “Grandezas y Miserias” obtuvo el primer lugar del concurso. Participaron en prosa y ensayo, Eliseo Pérez Cadalso, Julián López Pineda y Leónidas Pineda Manzano, respectivamente. Con la novela “La batalla de la Trinidad” ganó el concurso filosofía en el Instituto Central “Vicente Cáceres”. No fue un profesor que gustaba repetir de memoria los tratadistas de filosofía en la larga historia intelectual de la humanidad; publicó sus ensayos de la ciencia de Minerva en “Filosofía y Letras” (1967) para expresar su profundo conocimiento de los sistemas filosóficos. Dejó inédita una obra didáctica: “Introducción a la Filosofía”. Según Medardo Mejía, “fue un profundo idealista en filosofía. Su filósofo predilecto es Platón”. Premio “Paulino Valladares de la Asociación de Prensa Hondureña en 1968. Jefe del departamento de Investigación Bibliográfica de la Biblioteca Nacional. Botón de Oro de la A.P.H. por 25 años de ejercicio periodístico en 1978. Premio Nacional de Literatura “Ramón Rosa” en 1989. Falleció en Tegucigalpa el 4 de noviembre de 1990. Un sobresaliente miembro de la “Generación Literaria del 35” incursionó a la fábula con su obra: “El mono político”.
En ocasión de la efemérides centenaria de su nacimiento, 1915-2015, y en un esfuerzo por valorar su obra de investigación histórica, pasaremos a comentar brevemente su contenido: 1) En “Honduras Histórica” (1974) nos muestra un importante trabajo de investigación documental, que parte del mundo prehispánico a la historia inmediata (1973). Incluye unas ochenta biografías de carácter político, siguiendo la metodología de Thomas Carlyle: “La historia de los pueblos, es la historia de sus grandes hombres”. Plantea una visión del desarrollo constitucional de Honduras, una síntesis de la formación económica y datos sobre el ferrocarril interoceánico. Ilustra las administraciones gubernamentales con retratos y fotografías de cada presidente. Es continuador de la cronología institucional de Rómulo E. Durón, que se inicia con el gobierno del jefe de Estado Dionisio de Herrera al primer año del tercer mandato de López Arellano en 1973, concluyendo en los términos siguientes: “Por ser esto historia que se vive todavía, hasta aquí llegamos en nuestra visión panorámica de lo que ha sido y es la turbulencia y dramática historia de Honduras, con sus defectos y virtudes, avances y retrocesos, aciertos y errores; una débil luz en el largo camino que tienen ante si las generaciones hondureñas de hoy y de siempre”. 2) Su obra “Breve historia constitucional de Honduras” (1980), el historiador Martínez Silva realiza una síntesis de la normativa de las constituciones políticas vigentes desde 1824 a 1965, incluyendo constituciones del Estado Nacional y las constituciones federales. Su labor investigativa de las directivas de las asambleas constituyentes y congresos ordinarios de 1825 a 1965 es interesante, aporta los nombres y cargos; porque existen pocos datos sobre los diputados que presidieron las asambleas ordinarias de su tiempo. Esta obra tiene un punto esencial, tomando en cuenta la opinión del doctor Manuel Fraga Irribarne (RIP), catedrático de derecho constitucional de la Universidad de Madrid, que el problema, derivado de un análisis histórico-crítico de las constituciones hondureñas es: “El punto esencial es el de la reelección o continuismo”, y manifiesta que el continuismo impide el desarrollo de las instituciones. Martínez Silva es continuador de la obra de Antonio R. Vallejo, Augusto C. Coello y Luis Mariñas Otero en historia de la vida constitucional hondureña. 3). Literatura hondureña y su proceso generacional” (1987), publicado por la editorial de la UNAH, desde sus inicios ha sido una fuente permanente de consulta para los investigadores de la cultura nacional. Aborda los procesos generacionales de los escritores, siguiendo la metodología de agrupar un conjunto de intelectuales, poetas, novelistas, cuentistas y periodistas para comprender mejor su incidencia en la vida cultural del país. Su perspectiva de estudio no es cronológica, sino generacional, que parte de las fechas de su primera publicación o inicios de su labor intelectual. Su estilo es tradicional, poca crítica para la obra de los escritores y no hay estudios comparativos de cada generación. Su mayor aporte son los datos biográficos de los miembros de las generaciones estudiadas. Eso hace de su obra una fuente de consulta para todos y todas.
En resumen, para una valoración de la obra del novelista, periodista e historiador Martínez Silva, podemos concluir con la expresión de Helen Umaña en “La novela hondureña” (2003. P. 102), refiriéndose a la obra de Carlos Izaguirre, que puede aplicarse a él: “A muchas obras literarias hondureñas el olvido las ha cubierto en forma prematura” sin embargo, en “Anales Históricos” del diario LA TRIBUNA, continuamos con la titánica labor de luchar contra el olvido y fortalecer la memoria colectiva e histórica de la nación, impulsando la identidad nacional mediante la divulgación de estudios históricos y culturales. En el centenario de nacimiento del historiador Martínez Silva, 1915-2015, reseñamos su contribución a la historia de la cultura hondureña.
Su obra:
1. Fábulas y Filosofía. (1951)
2. Filosofía y Letras (1967)
3. Honduras histórica. (1974) imprenta Calderón. Tegucigalpa.
4. Valle. Estadista y revolucionario. (Ediciones del Banco Central. Inédito)
5. Breve Historia Constitucional de Honduras (1980). Ediciones del Banco Central. Tegucigalpa.
6. Literatura hondureña y su proceso generacional. (1987). Editorial UNAH. Tegucigalpa.