25 Abril 2015
Por: José Alberto Amaya
Para los reformadores hondureños, esta inmigración era crucial para el crecimiento económico del país, como argumentaba Luis Bográn, presidente de la República entre 1883-1891:
El gobierno está convencido de que sin buenos caminos es poco menos que imposible atraer la inmigración extranjera que pueble nuestros desiertos, empresarios inteligentes y ricos que exploten nuestros riquísimos minerales y otros productos no menos valiosos de nuestro suelo, y por consiguiente, he dado al ramo de caminos su preferente atención?.
Esta promoción para atraer inmigrantes no solo fue auspiciada por el Estado, sino que incluso por empresarios hondureños. Para el caso, tenemos constancia de que un empresario local, José Pérez Carrión, envió una carta a Karl Marx en 1872, quien entonces era el principal dirigente de la Primera Internacional de los Trabajadores. En esta expresaba que el gobierno de Honduras le había dado una concesión por noventa años para la construcción de ferrocarriles, telégrafos, muelles, puertos, la explotación de minas y el fomento de colonias agrícolas por medio de la emigración, para lo cual había creado la empresa Fomento Hondureño. Con base en esto, le pedía a Karl Marx que intercediera por él ante la Primera Internacional para que, desde Europa, se facilitara la posibilidad de encontrar trabajadores que quisieran labrar su futuro en Honduras¹?.
9. Arancibia, Juan, op. Cit., p. 33.
10. Quezada, Rodrigo, “Un hondureño escribe a Marx”, en Revista de Historia, núm. 23, universidad de Costa Rica, San José, 1992, pp. 301-304.
Fuente: Los árabes y palestinos en Honduras (1900-1950), José Alberto Amaya, Guaymuras