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La taquigrafía Gregg es un sistema popular de taquigrafía inventado por John Robert Gregg en 1888. Se basa en figuras elípticas y líneas que las bisecan, como la escritura cursiva. La taquigrafía Gregg es el sistema más popular de escritura taquigráfica a mano en los Estados Unidos, y su adaptación al español es muy arraigada en América Latina. Sin embargo, el uso de la taquigrafía ha decaído gradualmente en el ámbito comercial y legal con la invención de las grabadoras, las máquinas de dictado, el estenotipo, los procesadores de palabras y las computadoras.
 
Se publicaron varias ediciones del sistema en inglés: Pre-Anniversary, que incluye las primeras cinco ediciones, la primera publicada en dos pequeños panfletos con cubierta de papel en 1888, la segunda en 1893, la tercera en forma de libro en 1897, la cuarta en 1903 y la quinta en 1916; Anniversary, una forma revisada y simplificada publicada in 1929, llamada Anniversary (Aniversario) porque iba a ser publicada en el cuadragésimo aniversario del sistema 1928, pero tuvo que ser demorada por no estar lista a tiempo; Simplified, creada en 1949, en la que se eliminaron o simplificaron muchos de los principios y abreviaturas debido a resultados de estudios hechos por los editores y sugerencias de muchos profesores de taquigrafía; Diamond Jubilee, publicada en 1963, otra simplificación de la versión anterior; Series 90, publicada en 1978, que trajo aún más simplificaciones al sistema; y Centennial, publicada en 1988, con muchas semejanzas a la edición anterior Diamond Jubilee. Además de estas ediciones principales que se diseñaron para las velocidades de dictado en esa época, otras ediciones más simples o para uso general o personal se publicaron desde el 1924 hasta el 1968, como la edición "Junior" en 1924, el "Greghand" en 1935, y el "Notehand" en 1960 y 1968.
 
Gregg se contrasta a menudo con la taquigrafía Pitman, ya que ambas comparten un predominio amplio de los sistemas de taquigrafía en inglés. Pitman utiliza el grosor de la línea y la posición en la línea de escritura para discriminar entre dos sonidos similares, en cuanto la taquigrafía Gregg usa el mismo espesor y distingue los sonidos por el tamaño relativo de los trazos. La taquigrafía Gregg ha sido adaptada a otros idiomas, incluyendo el español. Originalmente, John Robert Gregg fue profesor de taquigrafía Duployé adaptada al inglés (la taquigrafía Duployé es el sistema dominante en Francia, y también consta de líneas de grosor uniforme y vocales adheridas). Sin embargo, los signos angulares del sistema Duployé le parecieron detrimentales a la velocidad; la taquigrafía Gregg contiene trazos cursivos que pueden ser unidos de forma natural sin tener ángulos agudos. Además, como los símbolos de la taquigrafía Gregg se desarrollaron especialmente para el inglés, en vez de haber sido adaptado de un sistema francés, combinaron mejor con el idioma (por ejemplo, Gregg tiene un símbolo para la th, mientras que el sistema de Duployé utiliza una t con un punto, que demora un poco más en escribirse).
 

Escritura

 
La taquigrafía Gregg es un sistema de escritura fonética, lo que quiere decir que graba los sonidos del hablante y no la ortografía de la palabra. Por ejemplo, utiliza el mismo símbolo para la s, la c (antes de e e i) y la z. Se omiten todas las letras silentes. La imagen a la derecha contiene los trazos de los sonidos en la taquigrafía Gregg, edición "Simplified" en inglés. El sistema se escribe de izquierda a derecha y las letras se unen como en la escritura cursiva, según reglas específicas. Algunos trazos se escriben de arriba hacia abajo, como la ch y la J, mientras que la t y la d se escriben de abajo hacia arriba. La x se expresa inclinando ligeramente el signo de la s, aunque el prefijo ex- se escribe es. En la versión aniversaria de Gregg, si hay necesidad de distinguir la z de la s en palabras homónimas (como por ejemplo, "casa" y "caza"), se escribe una rayita en ángulo recto de la s para hacer la distinción.
 
En la adaptación al español, la ñ se escribe con el mismo símbolo de la n, pero con una rayita vertical debajo del signo. Del mismo modo, la rr se escribe con el signo de la r, añadiendo la rayita vertical debajo del signo. La y la ll se expresan con el símbolo de la th.
 
Muchas de las letras en el diagrama muestran los llamados gramálogos, que son abreviaturas utilizadas en palabras de alta frecuencia. Por ejemplo, en vez de escribir “gusto”, el taquígrafo escribe “G”. Los gramálogos ingleses correspondientes a los signos de Gregg están debajo de cada símbolo en el diagrama de la derecha. Hay muchos otros gramálogos; por ejemplo, la palabra “mucho” se escribe m-ch. Estos gramálogos hacen la escritura en Gregg más rápida.
 
Otro mecanismo para aumentar la velocidad en Gregg es la formación de frases. Como levantar la pluma entre trazos tiene el efecto de perder en velocidad el equivalente de un trazo, se forman frases combinando múltiples trazos en uno sólo. Por ejemplo, si deseamos escribir la frase “con mucho gusto”, es más conveniente escribirlo en un sólo trazo, km (ch) g, en vez de tres palabras k m (ch) g. (Note que cuando el lector ve los signos combinados km (ch) g, enseguida debe reconocer la frase “con mucho gusto”, lo que indica que la formación de frases hace la lectura de la taquigrafía más legible.)
 
En la adaptación española, las vocales en la taquigrafía Gregg se dividen en aquéllas escritas con círculos (a, e, i), y las escritas con ganchos (o, u). Los diptongos o hiatos formados con una vocal de círculo y otra de gancho se expresan combinando las vocales (ao, au, eo, eu, io, iu, oa, oe, oi). La combinación ia, como "piano", y la ie, como "nieve", se expresan con un punto dentro de la a (para ia), y con una rayita debajo de la e (para ie), respectivamente. La combinaciones ai y ae se escriben con un círculo de la a, pero partido. La combinación ea se escribe con un doble círculo. En las combinaciones que comienzan con u (ua, ue, ui, uo) se omite la u, y se coloca una rayita horizontal debajo de la otra vocal (para expresar la omisión de la u).
 
Debido a la simplicidad del alfabeto, la taquigrafía Gregg se escribe rápidamente. Sin embargo, se necesita mucha práctica de dictado para dominarla. Parte del entrenamiento en taquigrafía consiste en tomar dictado de diferentes fuentes para ampliar el vocabulario. Como diferentes áreas administrativas donde se utiliza la taquigrafía tienen vocabulario que difiere en dificultad y largo de las palabras (por ejemplo comercial vs legal vs parlamentario), el sistema Gregg creó una manera de comparar material de dictado usando el concepto de la palabra estándar. En inglés, una palabra estándar contiene 1.4 sílabas. Así que cuando una persona dice que escribe 60 palabras por minuto (60 ppm) en Gregg, realmente está escribiendo 84 sílabas en un minuto. En español, una palabra estándar contiene 2 sílabas, por lo que escribiría 120 sílabas en un minuto a una velocidad de 60 ppm. Otros sistemas de taquigrafía (como Pitman) no hacen distinción del largo de las palabras. Esto es importante en la comparación de sistemas de taquigrafía, ya que muchos récords de escritura taquigráfica a principios del siglo 20 fueron hechos con vocabulario relativamente simple.
 
En inglés, velocidades de 280 palabras por minuto (palabras estándar) han sido ya alcanzadas, y a esta velocidad los notas son todavía legibles para cualquier persona que conoce bien el sistema. En español, esta velocidad corresponde a 196 palabras estándar por minuto.
 
Algunos escritores zurdos encuentran más cómodo el escribir Gregg de derecha a izquierda. Esto se conoce como taquigrafía de espejo ("mirrored shorthand") y fue practicada por algunos taquígrafos. Sin embargo, con algunos ajustes en la posición de la pluma y la libreta, las personas zurdas pueden escribir taquigrafía Gregg de izquierda a derecha con relativa facilidad.
 
 
fuente:http://es.wikipedia.org/wiki/Taquigraf%C3%ADa_Gregg
 
 
Última actualización el Martes, 16 de Septiembre de 2014 15:59
 

 La pasión tormentosa de Liberato Moncada (1886)

Darío González C.

La edición “Honduras Literaria” de 1899 del destacado historiador y literato Dr. Rómulo E. Durón atrajo nuestra curiosidad, al perfilar el nombre de una pléyade de intelectuales hondureños que hacen gala de sus breves notas biográficas, a la vez adjuntan una selección de artículos bien estructurados, que incitan al lector a una profunda y reflexiva meditación, gracias al citado opúsculo nos enteramos que el ciudadano Liberato Moncada nació en Danlí, departamento de El Paraíso en el mes de noviembre de 1855; fueron sus padres don Benito Moncada y doña Felipa Garmendia, muy joven se trasladó a la ciudad de León Nicaragua, con el propósito de seguir allá una carrera profesional. Muchas dificultades se le presentaron para conseguir su objetivo, debidas principalmente a las pobrezas; pero no desmayó en su empeño, supo triunfar de ellas y a los 27 años, ya había alcanzado con lucimiento el título de abogado. Luego regresó a Honduras, visitó la capital donde se hizo apreciar de cuantos le conocieron y trataron y pasó a Yuscarán a hacerse cargo de la judicatura de Letras de aquella sección.

Portada “Cuentos completos de Lucila Gamero de Medina”  Carolina Alduvín (compiladora)

Portada “Cuentos completos de Lucila Gamero de Medina”
Carolina Alduvín (compiladora)

En 1855 volvió a Tegucigalpa como diputado al Congreso ordinario, por el departamento de El Paraíso. Entre otros de sus importantes labores en aquel Congreso, figura la de haber contribuido eficazmente a que se dictara el decreto de 19 de marzo de 1885, por el que se reformaron varios artículos del Código de Minería. En este trabajo contó con la cooperación de su digno amigo el Dr. don Policarpo Bonilla.

Cerradas las sesiones de la asamblea, regresó a Yuscarán, a continuar en el ejercicio de la Judicatura de Letras en aquella cabecera, se dedicaba al cultivo de las letras en los ratos que sus tareas le dejaban libre, remitía sus artículos a “La República” de la capital, que los acogían siempre con suma complacencia.

Así mismo continúa recogiendo y ordenando las obras del distinguido periodista y orador hondureño, don Álvaro Contreras, para hacer una edición completa de ellas, pero este proyecto como otros muchos que pensaban poner en ejecución, quedó sin realizarse. Él tenía un corazón delicado de esos que al decir Lord Byron, no sirven para soportar durante meses y años la pesada carga de las penas íntimas que otros saben llevar encima, hasta que la vejez los encierra en la tumba. Sobrevino para él una desgracia, que juzgó irremediable: su novia iba a casarse con otro. Esto le fue insufrible. Enfermó gravemente y a los tres días había rendido el espíritu, falleció el 14 de mayo de 1886, en la flor de sus años y cuando estaban convirtiéndose en realidad sus sueños de posición y renombre, fundados en el talento, en el estudio y la virtud.

En el campo literario publicó una serie de artículos entre los cuales se cuentan comedia y drama, escrito en 1885, y dedicado a sus profesores e inolvidables amigos abogados Constantino Ortiz y Mariano Barreto, los dos sepulcros escrito en el Paraíso en 1884 y dedicado a sus menores hermanos. La primera página dedicada al profesor José Clemente Chavarría en 1886.

Del gran tribuno Álvaro Contreras, escribía desde Yuscarán, aquel 9 de octubre de 1884, lo siguiente: Este es el hombre que ha perdido, hace hoy dos años la América Central, y sin embargo la patria sigue en su punible indiferencia, y los lienzos, y los bronces, y los mármoles no perpetúan su memoria, y Honduras ha vuelto la espalda a uno de sus grandes hombres, y los despojos venerados de Álvaro Contreras, continúan bajo una capa de tierra, distante del terruño que lo vio nacer, y con ellos sepultado también la espléndida aureola de su inmortalidad, el Dr. Adolfo Zúniga como redactor que fue de “La Paz” importante semanario de Tegucigalpa, durante la administración del Dr. Soto, anunció su muerte, pero solo como para llenar un espacio de la miscelánea de su periódico, cuando la prensa hondureña debió haberse vestido de luto, y colocar sobre aquel sepulcro coronas de mirtos y laureles; pues roto el puente que separa la vida de la eternidad, solo queda la glorificación de los espíritus superiores, que a su paso por el mundo, han esparcido regueros de luz que absorbe en su provecho la posteridad agradecida.

Cuando aparece el cuento o novela corta “Historia de un amor”, escrita por Lucila Gamero Moncada en 1894, quien por esa época ostentaba su soltería se corrió el intenso rumor que la novelista había tomado los personajes de la vida real, Liberato Moncada, se había enamorado apasionadamente de Goyita, una de las guapas hijas de don Mónico Córdova y Teresa Serra Morazán. Resulta que el noviazgo a punto de convertirse en matrimonio se disolvió cuando un apuesto norteamericano llegó a trabajar al consorcio minero, asentado en Yuscarán, según nuestras fuentes informativas. El destructor de noviazgos no se casó con su prometida, años después, Goyita contrajo nupcias con el joven Cornelio Moncada. Ignoramos si se trata del hijo del médico danlideño Cornelio Moncada y Rosinda Rastrik. Tuvo un hijo que falleció en San Pedro Sula en la flor de su juventud, como epílogo según contaban las ancianas de Danlí que vivieron por aquella época, Liberato Moncada murió de musepo o pena moral.

Cuando nos refocilamos en la lectura “Cuentos Completos” de Lucila Gamero de Medina compilados por la escritora Carolina Alduvín publicados por la editorial universitaria en el mes de agosto de 1997, en Historia de un Amor, nos encontramos con la protagonista Gabriela Cordero, quien correspondía el amor del joven Leopoldo Montero, contando a su vez con la aceptación de su padre don Marcelo Cordero. El lector podrá dilucidar que para nombrar los personajes de la vida real, casi siempre la novelista usaba seudónimos, teniendo el cuidado de valerse de sus letras iniciales tanto de sus nombres como apellidos: el joven enamorado tuvo el golpe falta cuando recibió la carta concebida en estos términos.

Caballero: Entre usted y yo, no hay nada que nos ligue; al menos así lo creo y quiero. Le devuelvo el anillo que de usted conservaba, lo mismo que sus cartas; y espero que usted se servirá enviarme todo aquello que de mi procedencia tenga.

No trate de indagar el móvil que he tenido para adoptar esta resolución, pues no estoy dispuesta a dar a usted explicaciones de ninguna clase.  Olvide para siempre los lazos que en un tiempo nos ligaron; lazos que, ya no puedo desatarlos, los rompo, adiós! Gabriela Cordero.

La narrativa finaliza haciendo hincapié en los dictados del corazón, para no dejarse llevar por los impulsos del dinero o linaje.  La verdadera felicidad estriba en la comprensión que toda pareja conyugal desea perpetuar.

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Última actualización el Sábado, 24 de Agosto de 2013 16:16
 


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