José Alberto Membreño Zúniga: Nos deja una huella imposible de olvidar
Por Miguel Morazán
* Bisnieto del presidente de Honduras, Alberto Membreño, y nieto del ingeniero Alfredo Membreño, uno de los más sobresalientes decanos de la facultad de ingeniería
* Hijo de Obdulio Membreño y Emma esperanza Zúniga, nace en 1954 un 21 de noviembre.
* Muere el 22 de agosto del año 2012 a la edad de 57 años.
* De mis primos maternos el primero en partir al más allá.
Contemporáneo con mi prima, Doris María, fueron primos inseparables disfrutaban una serie de actividades todos los domingos en la casa de campo de los tíos Santa Emilia, que era un campo de juegos incomparable, en donde su fantasía infantil se desbordaba , para nosotros era ampliamente conocido como Beto.
Su hermana Rosa Carlota y su cuñado Armando Valladares, sus sobrinos Armandito, Yuyin y Auxi.
Vecino de la tercera avenida de Comayagüela, entre sus amigos de toda la vida Mayo Carrasco, Miguel Corleto, Juan Elmo Gáleas, Marco Colindres, Yacky Overton, Guillermo Pineda, Marció Sierra, Sergi Villar, sus compañeros del San Miguel, y Celim Castillo, Lisandro Valle, con quienes compartió experiencias de niño, de adolecente y ya profesionales.
Sus estudios primarios y secundarios los realizó en el Instituto Salesiano San Miguel, donde obtenía todos los años el diploma de excelencia académica. Dicen sus compañeros que difícilmente alguien alcanzaba los promedios académicos de miembro, al igual que su hermana Calo, para gran satisfacción y orgullo de mamá Mema, Yuyo, su padre, con quien mantuvo una relación muy especial, y supo aprender de él la devoción al trabajo y la honestidad como norma de vida y de su madre la fe y devoción mariana.
Una Navidad disfrutaba muy felizmente quemando cohetillos, cuando de pronto lanzó un silbador al aire, el cual con tan mala suerte se regresó y se le introdujo en la bolsa de la camisa que la tenía repleta de petardos los cuales de inmediato explotaron y le provocaron severas quemadas en el pecho y el cuello, gracias a dios lo atendieron de inmediato en la Policlínica Hospital, donde había nacido, pero le quedaron cicatrices de este tremendo accidente, siendo un niño quemado en la Navidad.
Su abuelo Ing. Alfredo Membreño, uno de los grandes decanos de la facultad de Ingeniería.
Sus estudios profesionales los realizó en la Universidad Fluminense de la ciudad de Niteroi, muy cercana a Río de Janeiro, en Brasil, donde obtuvo como siempre con honores su título de Ingeniero Civil. Permaneció durante 6 años en Brasil y no regresó a su patria hasta haber culminado su carrera.
Se inicia profesionalmente en técnica compañía constructora, encargada del estudio del centro gubernamental. En donde hizo amigos excepcionales.
En su vida profesional fue un verdadero ingeniero de campo, lo cual fue su verdadera pasión. En sus archivos personales se encuentran los nombres de innumerables proyectos, a los cuales dio vida y logró convertir de espacios intransitables en caminos y veredas accesibles.
Se desplazó por Choluteca, Lempira, Choloma, Ticamaya, Arenales, Santa Bárbara, La Unión, Marale, Olancho, Yoro, El Paraíso, San Pedro Sula, El Progreso, Siguatepeque. Nombre de proyectos típicamente hondureños que parecen como una canción folklórica como los puentes Sucule, Chotepe, El Crique, Comandante, Chama, Sigue. Trabajó en un diseño preliminar de coordinación y supervisión de viviendas de bajo costo en San Manuel, Cortés.
Todo esto está debidamente organizado en sus archivos, con plano, presupuestos, estudio de tierra, trasporte y otros innumerables detalles que hacían que cada proyecto fuera un logro en su vida. En cada uno de estos lugares hacia amigos y con sus empleados mantuvo siempre una relación muy cordial.

Su bisabuelo Alberto Membreño en traje
de gala.
Era invitado con frecuencia a pasar fines de semana en las casas familiares en donde nos contaba disfrutaba de típicas comidas hondureñas y de una infatigable hamaca y de entretenidas tertulias con sus amigos. Conocía así más los lugares, sus costumbres y sus gentes.
Dentro de sus peculiaridades manejó solo cuando era necesario, siempre anduvo con chofer, siempre mantuvo su deje portugués, soñó y conservó su gran amor por Brasil y su gente aunque nunca volvió, tenía planeado de ir con el equipo hondureño al mundial 1914, había amigos que ya se habían ofrecido para hospedarlo. Mantuvo comunicación estrecha por lo menos con una docena de compañeros de la universidad.
Uno de sus amigos brasileiros, que vive en Suiza, lo pasaba invitando para que lo visitara en el viejo continente, este era uno de los cuatro inseparables amigos que tuvo en la universidad, tres varones, Renzo Pinheiro Curty, Joa Frossard, Paolo César Alecrin, y una minina corroa Leda Eugenia Sangiard como también Lourdes Pistilli, entre otros, Celso Roberto Alecrimn, Vinicio Camilo Casetti, los cuales estudiaban juntos, así como también disfrutaban de las playas de Río de Janeiro, iban a los teatros y a los estadios de fútbol juntos y disfrutaban a plenitud los fines de semana, también recibió infinidad de invitaciones para pasar vacaciones en Río pero jamás volvió.
José Alberto con sus sobrinos Carlos Obdulio y María Auxiliadora Valladares.
Fue un estudiante eterno, siempre estaba tomando un curso libre igual que su padre, aprendió inglés en el IHCI, y fue un eterno visitante de la biblioteca James Blaine, de quien recibió un diploma especial por la donación de obras literarias.
También aprendió francés en la Alianza Francesa, y leía alemán, y por supuesto español y portugués la lengua brasileira, se vestía con unos enormes burros o botas de cuero volteado de genes gruesos y camisas de tela azul cuadriculada eran sus preferidas.
Después de Mitch en que su casa de la tercera avenida de Comayagüela, quedó totalmente destruida, vivió con sus hermanos Armando y Rosa Carlota en Buena Vista, atrás del Museo de Antropología e Historia. Cuando estaba en teguas los domingos salía muy temprano con sandalias y pantalones cortos y su cámara fotográfica y por temas iba retratando lugares, veredas especiales de nuestra antañona Tegucigalpa.
Diploma de Ingenieria Civil de la Universidad Federal Fulminence.
Sus iglesias a una hora que aún estaban cerradas y destacaba además de sus enormes puertas labradas todas las peculiaridades de su arquitectura, los parques, casas antiguas. Era un fotógrafo profesional, lo que se apreciaba en su toma, de las cuales mandaba a todos sus amigos dispersos en diferentes partes del mundo.
El internet lo volvió el hombre más comunicativo. Tenía una extensa red con quien se comunicaba con enorme frecuencia enviando siempre correos interesantísimos. Tanto a sus amigos y pariente de honduras y del Brasil.
Entre los papeles y agendas dejadas por él se encuentra una en la que detallaba con sumo cuidado cada uno de los recuerdos que enviaba a sus amigos de todo el mundo, entre ellos música hondureña, fotografías, poesías, agendas, calendarios, periódicos y revistas, sobre todo aquellas en las que su hermana era protagonista de alguna actividad que a él le llenaba de orgullo, sobre todo lo relacionado con el Nacimiento, actividad de la familia Valladares Membreño y que es parte de la devoción de la familia todos los años.
Era un hombre eminentemente bueno, jamás criticó ni habló mal de nadie, era muy caballeroso, introvertido pero muy respetuoso, era un trabajador incansable y responsable.
El ingeniero Membreño y sus colegas en plena inspección de una carretera.
Fue un gran lector. Se despertaba muy temprano y se iba a una de las terrazas de la casa de su hermana y bajo frondosos árboles y los cantos de una variedad de pájaros leía.
La música también era otra cosa de sus actividades y disfrute. Sus comidas favoritas eran las que hacían su hermana y su sobrina, que colmaban sus gustos; el cine fue otra pasión y era crítico de películas con su gran amigo Celim Castillo.
También por las noches disfrutaba mucho de jugar con su hermana Rosa Carlota, damas chinas, o con naipes jugar casino apostado de a lempira. Mantuvo una amistad muy especial con las amigas de toda la vida de su hermana Bethy de Contreras, Maritza de Cardona y Mary Bobadilla.
Otra persona muy especial en su vida fue su tía María Teresa Zúniga, a quien colmó de atenciones y frases galantes. Fue su segunda madre y aunque no se miraban con frecuencia siempre estaba pendiente el uno del otro. Ella interesada en todo lo que hacía y por dónde estaba trabajando y él nunca dejo de preguntar por el estado de salud de su querida tía.
Y también tuvo una relación muy especial con su tía abuela Mercedes Alonso, a quien llamaba Maya, quien fue vecina de la tercera avenida de toda la vida, ya que era tía que había criado a su madre Emma Esperanza Alicia Zúniga. Al haber quedado huérfano muy pequeña a muy corta edad, esta buena mujer la visitaba con mucha frecuencia y a la que le guardaba un cariño muy especial, ya que la consideraba su abuela.
Doris María y Emilia Zúniga, José Alberto, Miguel Antonio, José Arturo y Rosibel
Zúniga, Rosa Carlota Valladares y Liana de Cáceres rodeando a María Teresa Zúniga, la “tía Techita”.
Fue un gran nadador, practicaba continuamente y una de sus proezas era haber casi logrado nadar todo el Lago de Yojoa, lugar donde estuvo hospedado por varios meses mientras dirigía la reconstrucción del tramo carretero en mal estado, y hasta ahora ese tramo sigue firme y seguro.
Una vez regresando a su base en Tegucigalpa el carro tuvo una aparatosa voltereta en la carretera, saliendo golpeado él y su chofer; esperó que la gente le ayudara a darle vuelta al carro y ponerlo en sus 4 llantas sobre el camino, encenderlo y continuar su viaje a Tegucigalpa para entregar sus reportes a tiempo.
Sus compañeros y amigos del San Miguel emitieron un emotivo acuerdo de duelo, en donde destacaban con precisión y queda de manifiesto el aprecio especial entre ellos, en frases como:
Considerando: que el ingeniero José Alberto Membreño encarnó durante toda su vida el auténtico espíritu salesiano. Él desde niño aprendió a ser cristiano según los modelos presentados en su infancia y el ambiente familiar, siempre practicó las reglas del honor, de la decencia y la dignidad, caracterizándose como un hombre honrado y justo.
Fue nuestro compañero de estudios durante los años comprendidos entre 1962 y1972, habiendo inculcado entre sus condiscípulos, el amor al estudio y la superación personal, preocupado siempre por el bienestar de todos sus amigos. Fue leal y sincero, simple y complejo, fue para nosotros un ejemplo a imitar. “Celim Castillo, Virgilio Sánchez, José Carlos Coello, Carlos Alberto García y Freddy Segovia” no olvidaron nunca la Hermandad Salesiana y se identificaron personalmente con el dolor de la familia.
Su cuñado Armando y su hermana Rosa Carlota de Valladares con su primo Miguel Morazán, celebrando uno de sus últimos cumpleaños.
Todavía hay gente y amigos del interior y fuera del país que al no tener noticias de él hablan a su casa y son sorprendidas con la noticia de su deceso, y hay lágrimas y conmoción de ellos por su partida.
Le encantaba ayudar a los demás, fue muy servicial, era muy arraigado a Comayagüela. Así como a Brasil, fue una persona extremadamente detallista, pero a pesar de ser un hombre serio y reservado y hasta muy ensimismado, a la hora del convivio era muy participativo, gran bailarín y la cerveza era su bebida favorita.
Su gran amiga era Ana Cristina a quien llamaba con alguna frecuencia y siempre le decía: Cada vez que hablo con vos me parece que lo estoy haciendo con las princesas de Mónaco por tu parecido a ellas; con lo que le elevaba su ego. También con su prima Doris tuvo mucha identificación de siempre, al igual con sus primas Rosibel y Liana, así como Haydee y Mireya en México.
Fue un hombre que amó a Honduras y destacó las bellezas de nuestra tierra, desde el más humilde terruño hasta las majestuosas cumbres naturales. Enviaba fotografías tomadas por él “de lo cual era un experto” de los diferentes ambientes tanto citadinos como rurales.
José Alberto en su última reunión familiar de fin de año
* Su enfermedad fue repentina y muy agresiva, ya que en menos de 40 días se lo llevó al más allá, pero no quiso que nadie se enterara, porque siempre evitó que se preocuparan por algo que él creyó que por su cuenta podía solucionarlo, por esta razón fue gran sorpresa su muerte y hoy está disfrutando de la compañía de sus padres y a su bisabuelo, el presidente Membreño, a quien le ha relatado un perfil de la situación real del país.
* Y Dios le ha de tener un lugar especial para aquellos hombres que pasaron por esta vida haciendo el bien, sin haber conocido el mal, por la escala de valores y principios que practicó en su vida terrenal. Descansa en paz, queridísimo primo.
En la vida hay personas con las cuales entablamos relaciones de trabajo, sociales, familiares y en la cotidianidad del tiempo no siempre apreciamos en su magnitud lo especial de ellos, su calidad humana, su inclinación al servicio desinteresado, su honestidad y sobre todo su fidelidad e incondicional cariño hasta la muerte.
Alberto, mi primo, fue una de estas personas afortunadas que han dejado una huella en cada uno de los que tuvimos el privilegio de conocerlo, tratarlo y contar con su amistad imperecedera.
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