Lea Honduras

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Y, ¿Si Dávila dejara de ser presidente de Honduras?

29 Junio 2014

 

(Traducción de Ramón R. Izaguirre)

En el verano de 1910, Samuel Zamurray recibió una invitación de Washington para reunirse con el secretario de Estado. Al entrevistarse, Knox comienza a explicarle la historia del istmo, la inestabilidad de las naciones latinas y el carácter latino, el fiasco del ferrocarril en Honduras y la subsiguiente deuda, el peligro de la usurpación extranjera y el asunto del prestigio y por último el rol del banquero J. Pierpont Morgan y el beneficio que le haría a Honduras.

Al desafiar a Philander Know y J. Pierpont Morgan, Samuel Zemurray estaba enfrentándose a los dos hombres más poderosos de América. El proyecto de Sam se puede describir como un golpe de Estado disfrazado de revolución, porque no iba a ser tan difícil levantar la ira popular de los hondureños ya que la mayoría odiaba el Plan Knox. Solo faltaba encontrar un líder.Zemurray escuchaba todo educadamente solo al final cuando el secretario había terminado su exposición, Sam solo le hizo una pregunta: Qué pasaría con los intereses de un hombre de negocios quien había invertido todo con altas esperanzas? Y qué? 

Simplemente se olvidaba de todos sus compromisos? Las respuestas de Knox fueron severas al contestarle que ese no era su problema y que platicara con Morgan a lo que Sam le respondió que no era su hijo favorito. Cuando la reunión terminó, Knox no quedó convencido con la actitud de Zemurray y sospechando algo hizo ciertas llamadas para que un grupo de agentes secretos lo vigilara en Nueva Orleans y que no saliera del país, él ni ninguno de sus socios. En su viaje de regreso de Washington a Sam lo que le quebraba la cabeza era qué haría para solucionar su problema, hasta que una idea brillante le cruzó por la mente: ¿Y si Miguel R. Dávila dejaba de ser presidente de Honduras, ¿acabaría su problema?

El general Manuel Bonilla llenaba estos requisitos de líder insurgente, ya que había sido presidente de Honduras hasta 1907 y había sido defenestrado por Miguel R. Dávila y se encontraba exilado en Nueva Orleans, además los grandes empresarios hondureños confiaban en él y Zemurray lo conocía y le caía bien hasta lo llamaba “Mi general” el afecto era recíproco. También Bonilla era de piel oscura y nariz ancha, medio indio y medio negro según algunos, lo que le daría a la operación el aura de revuelta popular. Además cuando Sam lo encontró estaba ya en sus últimos centavos en Royale St. Y no iba a negarse a tal oferta.

Zemurray le expuso los detalles a Bonilla y a Lee Christmas (1863-1924) quien era la mano derecha del expresidente. En ese momento los intereses de ambos estaban alineados, Sam tenía dinero, barcos, armas. Bonilla tenía legitimidad, motivación y esa cara fina de un indio autóctono. Ya de acuerdo todos empezaron a ver el personal que abundaba en French Quarter de exiliados latinos, filibusteros y mercenarios norteamericanos en busca de trabajo y había un gobierno qué derrumbar.

En el verano de 1910, Lee Christmas empezó el reclutamiento del Ejército de Liberación de la manera más discreta posible, pero era observado por los agentes del departamento del Tesoro que le reportaban directamente a Knox. Christmas con su carácter de chistoso y fanfarrón pero muy valiente, no podía hacerlo tan disimulado, todos en la ciudad sabían en lo que andaba. (Las hazañas e historia de Lee Christmas se encuentran en detalle en el libro “The incredible Yanqui” de Hermann B. Deutsch, 1931).

Antigua casa de Samuel Zemurray, hoy la residencia del presidente de la Univ. de Tulane, en la ave. Charles en Nueva Orleans

Antigua casa de Samuel Zemurray, hoy la residencia del presidente de la Univ. de Tulane, en la ave. Charles en Nueva Orleans

El 22 de diciembre 1910 el barco Hornet, adquirido por Zemurray, que después sería difícil de probar que pertenecía a él porque lo había adquirido a través de terceras personas y como siempre para no llamar la atención y no dejar nada escrito que lo pudiera comprometer, zarpó de Nueva Orleans supuestamente con destino a Nicaragua pero su verdadera intención era llegar a la costa atlántica de Honduras, con un grupo de mercenarios.

En diciembre 29, El Hornet apareció cerca de la Isla de Roatán, lugar que fue tomado, inclusive su cartel y cañón con facilidad. La noticia se expandió por todo el archipiélago hasta Guatemala donde se encontraban parte de los soldados rebeldes de Manuel Bonilla que comenzaron a arribar a la isla a celebrar la victoria. Allí en Roatán el capitán de El Hornet le hizo el traspaso de propiedad a Florian Davadi, un hondureño. Con esto el buque podía tomar parte en la guerra de Honduras sin violar el Acta de Neutralidad de EE UU.

Un par de días después Lee se desplazó a Utila, a quien también tomó sin dificultad y cuyos soldados gubernamentales se agregaron a las filas revolucionarias. Otro ataque exitoso donde El Hornet estuvo envuelto se produjo en Trujillo el nueve de enero de 1911. Hasta aquí llegó la participación del barco El Hornet, fue capturado por el buque de guerra norteamericano “Tacoma” y remolcado a Nueva Orleans por violación a la Acta de Neutralidad y como evidencia para una investigación criminal.

Esta acción del Tacoma hubiera ayudado al presidente Dávila si hubiera sucedido una semana antes, pero ahora más bien le dañaba porque los insurgentes con la toma de Trujillo ya habían establecido una base en tierra y no necesitaban más El Hornet. En una forma extraña, esta captura de El Hornet para los hondureños daba a entender que los Estados Unidos estaba interviniendo en una guerra civil del lado del gobierno de Dávila, en cambio Zemurray, Bonilla y Christmas enmarcaron el conflicto como insurgencia, donde el pueblo se levanta contra el gobierno por querer vender la patria a los gringos y banqueros yanquis. Pero la verdad era más siniestra e interesante, era una batalla encendida por un ciudadano norteamericano y director corporativo, en contra de Honduras una nación pobre y endeudada pero soberana.

El gran ataque contra el gobierno de Dávila se llevó a cabo en La Ceiba, la mañana del 25 de enero de 1911, en la tarde de ese mismo día ya estaba en manos rebeldes, además con un tesoro gubernamental, consistente en barras de plata con un valor de $55,000 dólares, que habían sido trasladadas desde Cortés unos días antes, ya que se consideraba a La Ceiba como un lugar inexpugnable.

Lee Christmas (izquierda) en Honduras 1901

Lee Christmas (izquierda) en Honduras 1901

Seguidamente Puerto Cortés se rindió sin llevarse a cabo ninguna pelea. Con esta acción la insurgencia estaba en control de los puertos y del tesoro. En el Congreso hondureño el tratado que Dávila quería no pasó la ratificación y fue derrotado 34 a 4. Knox no tomaba ningún partido, lo que importaba para él era que Honduras tuviera un gobierno fuerte y que enfrentara la deuda y mantuviera a la Escuadra Naval Inglesa alejada de las costas del istmo, si Dávila no había podido entonces tal vez Bonilla sí.

El 9 de febrero de 1911, Dávila aceptó el cese de fuego y comienzo de las pláticas de paz, estas se llevaron a cabo en el buque de guerra Tacoma. La única condición que imponía Dávila era que Bonilla no fuera su sustituto por atribuirle la razón de ser un agente de una frutera norteamericana. Al final y aceptado por las partes acordaron que Francisco Bertrand asumiría hasta que una nueva elección presidencial se llevara a cabo.

Un año después, el primero de febrero de 1912, Manuel Bonilla asumió la presidencia de Honduras y lo primero que hizo fue otorgarle a su benefactor mediante aprobación del Congreso lo siguiente: Permiso para importar libre de impuestos todo tipo de equipo, construir líneas férreas, carreteras y otro tipo de infraestructura necesaria. Un préstamo de $500,000 por parte del gobierno para ayudarle a reponer los gastos incurridos durante la revolución, más 24,700 acres de tierra en la costa norte de Honduras para ser reclamadas en una fecha posterior, más ninguna clase de impuestos en importaciones y exportaciones. Ningún tipo de impuesto a pagar por propiedades, ganancias de capital, tierra gratis, etc. Todas estas concesiones fueron aprobadas para los próximos 25 años, condiciones que le permitieron a Zemurray en años futuros tomarse la dirección de La UFCO.

Para Samuel Zemurray financiar la caída de Dávila le causó más daño que bien porque sin darse cuenta entró en el libro de historia negra de Latinoamérica, también se había apoderado de Honduras, era el primer norteamericano que tenía los destinos completamente en sus manos de una nación extranjera. Con el tiempo Zemurray llegaría a ser más poderoso que el gobierno de Honduras, la gente comenzó a buscarlo para que les supliera servicios normalmente concernientes al Estado tales como agua, salud, seguridad, etc., cosas imposibles de satisfacer.

Referente al motivo que causó la guerra, Sam trató por sus medios de refinanciar la deuda de Honduras con bancos en New Orleans para tratar de comprar los bonos ingleses. Al final logró algo bien poco ya que el grueso de la deuda creció desorbitadamente acumulando intereses, tal es que para 1926 Honduras todavía debía $135 millones del préstamo del ferrocarril sin solución posible.

Lee Christmas joven

Lee Christmas joven

Manuel Bonilla no logró terminar su período presidencial porque contrajo una extraña enfermedad, devolviendo el poder a Francisco Bertrand y muriendo el 21 de marzo de 1913.

Frases de Samuel Zemurray:

“Amigo yo he tirado todos mis dados contigo, porqué no tirarte mi abrigo también” en el barco El Hornet cuando el general Bonilla temblaba de frío.

“Escuchen lo que el hombre les está diciendo. Ustedes están aquí, él está allá. Si confían en él, confíen sino despídanlo y contraten alguien en quien ustedes confíen”. Zemurray ante los ejecutivos de UFCO, en Boston, cuando un gerente en Guatemala solicitaba dinero para hacer canales y ellos lo denegaban.

Tomado y traducido del libro: “The fish that ate the whale, life and times of America’s banana king”, author Rich Cohen, 2012 (págs. 78-98).